De nuevo, esto tiende a hacerse repetitivo y constante, mi hartazgo sale a flote, no encuentro algo que me retome al lugar donde estaba tan tranquilo y bien; quizá nunca estuve ahí. Y la conversación se hace tediosa, monótona, silenciosa, eterna, horrible, irrecuperable, tan volátil como el agua misma...
La condición del contexto adecua o facilita la adaptación de los personajes que en él están y no es que lo culpe de lo que pasa, pero podría culparlo de hacer darme cuenta de lo que ocurre.
Hoy como otras muchas noches, no quiero seguir este andar...
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